Actualmente, el
debate respecto de la manera para entender a la plurinacionalidad va asumiendo
mayores complejidades cuando se asocia con el Estado, es decir el Estado
Plurinacional boliviano. Con esta articulación se realiza una interpelación a
una construcción histórica trabajada por diversos pensadores, en diferentes
épocas, muy ligados a la ciencia política que buscó elaborar una propuesta
coherente frente a la necesidad del paso del estado de naturaleza hacia el
estado de derecho sobre el cual se conciban los países y sus Estados. No
obstante, debemos reconocer que toda la propuesta realizada fue planteada desde
una realidad ubicada, geográficamente, en Europa y que posteriormente se fue
aplicando en otros espacios como ser nuestro continente. Posiblemente, como en
muchos otros casos similares, ahí se encuentra el origen de una contradicción
entre un modelo aplicado como receta y que no pudo concatenar con la realidad
específica de otras comunidades políticas.
Avanzando y aterrizando en el caso
boliviano, desde las concepciones de los grandes pensadores como René Zavaleta,
nos ubicamos en la necesidad de responder a una sociedad abigarrada a la cual se debería tratar de entender o
interpretar, desde sus cosmovisiones, para que así se vaya construyendo el
marco jurídico y político que se vaya a constituir en su forma de Estado en
concordancia con el contexto. Así, como queda claro los gobiernos de turno, desde
la fundación de la república, no tuvieron esa visión que logre este objetivo y
más bien se buscó responder a intereses individuales o de sectores minoritarios
introduciendo a Bolivia en una condición que se conoce como colonialismo
interno. De esta forma, entender al Estado y la nación, o más bien las
naciones, en un relacionamiento fue quedando de lado a lo que se sumó una
sociedad civil minimizada y con muy poco poder de participación y decisión. Bajo
estas condiciones se fue siguiendo la línea histórica que mediante una
sobrecarga social generaría una crisis del sistema, pero esta vez, desde abajo
para poner en la encrucijada al Estado como máxima representación del modelo;
para después buscar la construcción de “otro” Estado de forma participativa, incluyente
y con una nueva perspectiva; en la medida posible para la democracia.
De esta manera, han pasado solo
algunos años desde lo ocurrido el 2003 y la Asamblea Constituyente , entre muchos
otros aspectos que buscan delinear los caminos del Estado Plurinacional el cual
parece irse construyendo con el paso del tiempo y sobre la marcha. Por todo
ello, los primeros pasos de este nuevo modelo estatal han sido logrados pero
queda por delante mucho por hacer donde se tenga una estructura coherente con
la realidad nacional y sobre todo que no se aleje de ella hasta un punto de
desconocimiento entre uno y otro. El proceso de cambio fue impulsado por
sectores mayoritarios y representativos de la población boliviana y después
canalizado por el actual gobierno donde no se pueden, todavía, dejar de lado
los errores y falencias que básicamente se circunscriben al accionar de las
personas como individuos que ocupan cierto cargo jerárquico y tienen la
responsabilidad de tomar decisiones. Pese a estos incidentes, el Estado
Plurinacional parece ser el mejor modelo construido de forma participativa
entre sociedad política y civil lo cual es muy relevante en cuanto la
legitimidad que tiene. Por otra parte, el debate sobre la nación y la
plurinación en el marco de un Estado tiene que seguir generado el análisis y
reflexión en diferentes instancias para que no haya el alejamiento de la
realidad, y que de forma dialéctica sea más bien el punto de partida y de
llegada de forma cíclica como es la cosmovisión de nuestros pueblos.
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