lunes, 17 de junio de 2013

INTERACCIÓN Y PARTIDOS POLÍTICOS


Bajo el presupuesto de que el Movimiento Al Socialismo (MAS) fue concebido bajo la lógica de las organizaciones como un Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (IPSP) con lo que realizó su inclusión dentro del sistema de partidos políticos con una ampliación en cuanto sus actores, a decirse de las Agrupaciones Ciudadanas y Pueblos Indígenas. De esta forma, se produce una disyuntiva que fluctúa en la lógica interna organizativa entre el origen como Instrumento Político y su riesgoso acercamiento al pensamiento y funcionamiento de Partido, con todas las herencias cuestionadas del “viejo sistema”. Al mismo tiempo, considerando su constitución interna, el MAS se ha convertido en aglutinante y representante de diversos, y hasta contradictorios, actores políticos y sociales que complejiza su organización generándose un escenario complicado para ir delineando sus políticas comenzando por su línea político-ideológica.

            Con estos antecedentes, ahora vamos introduciéndonos en el análisis que se viene realizando en cuanto a la nueva Ley de Organizaciones Políticas en una coyuntura preelectoral rumbo a las elecciones generales del 2014. Dentro de esta Ley, seguramente uno de los ejes se centrará en el financiamiento a los partidos políticos para la realización de sus campañas que fue eliminado hace algunos años para destinar esos recursos hacia otros sectores de la sociedad. En este sentido, dentro del debate en torno a esta Ley se van planteando las posiciones de los diferentes actores políticos en base a sus necesidades o urgencias electorales para concretar sus candidaturas el próximo año. Volviendo al tema del financiamiento de los partidos, es posible que esta petición no tenga buena aceptación en la población que recibió de forma positiva su anulación el 2008. No obstante, esta situación puede generar cuestionamientos al partido de gobierno por las diferencias en cuanto a la capacidad logística y de movilización para las elecciones próximas, donde el MAS contaría con el manejo mayoritario del Estado como un importante aparato electoral. En contraparte, no se debe olvidar que los demás partidos también cuentan con ingresos que vienen, principalmente, de fuentes empresariales pero que tienen una figura diferente y que no deja de generar desigualdades entre los posibles candidatos, donde sobre todo se deja en desventaja a las organizaciones pequeñas o con candidaturas “nuevas” que buscan posicionarse en el escenario electoral.

            Como otra arista, debemos mencionar brevemente a lo sucedido hace algunos días con los denominados librepensantes que presentan una posición crítica al partido de gobierno siendo ellos parte de esta organización política. Al respecto, surge la cuestión de cómo se debe gestionar la democracia interna de los partidos y que también se pone en la mesa de debate dentro de la nueva Ley de Organizaciones Políticas. Para el caso del grupo mencionado, con seguridad es muy necesario que los representantes y miembros de los partidos tengan criterios propios respecto a sus organizaciones para que en base a la autocrítica se puedan mejorar los lineamientos que siga el partido, mucho más si está en función de gobierno. Así, es posible que lo único llamativo es que las críticas se las haga hacia fuera y no en los debates internos, que no dejan de correr el riego del monopolio por parte de una elite en cuanto a la toma de decisiones. Por tanto, en torno al MAS principalmente, se debe reconsiderar la naturaleza de sus constitución que fue construida desde abajo y de manera participativa de grandes sectores de la población boliviana para evitar los defectos y vicios de los “partidos tradicionales”, los cuales peligrosamente se van introduciendo en todos los espacios de poder. Con todo este debate, interno y externo, se debe hacer un análisis profundo de la conducción del proceso de cambio rumbo al 2014 que presentará nuevos retos para todos los partidos políticos y desde diferentes perspectivas.

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