Hace algunos días se
produjo un “incidente” con el avión presidencial que se aprestaba a retornar de
Rusia, luego de una Cumbre Energética. Sin embargo al sobrevolar cielos
europeos se vio impedido de surcar el espacio aéreo de Portugal, Francia,
Italia y España por lo que tuvo que aterrizar de emergencia en Viena, Austria. Posteriormente,
se suscitaron una serie de situaciones que resonaron a nivel internacional, y
posiblemente, todavía lo sigan haciendo. En primera instancia, la reacción
inmediata en Bolivia fue la de reprochar estos hechos por haberse puesto en
riesgo la vida misma del Presidente Morales, lo cual trae un buen rédito para
el gobierno en curso. Así, se levantaron voces desde un interesante punto de
vista que increpaban en conjunto a los países involucrados en esta situación; de
esta manera se conformó una línea discursiva, posiblemente sin precedentes,
manifestando el apoyo al Presidente de Bolivia lo cual iba desde el oficialismo
llegándose a la oposición.
A nivel internacional el efecto no
fue menor, por lo menos en Sudamérica donde un importante número de Presidentes
se manifestaron respaldando al Presidente Morales. Así, de manera inmediata se
convocó a UNASUR a una reunión de urgencia que se realizó en Cochabamba, donde
se trató el caso del avión presidencial y sus repercusiones, además de las
medidas a tomarse de manera coordinada y como muestra de la integración de esta
región sur del continente americano como ser la apertura a la posibilidad de
asilo al ex agente de la CIA, Edward Snowden. Asimismo, en países europeos y de
otros continentes también salió a relucir este hecho, como lo muestran los
medios de difusión desde diferentes y diversos puntos de vista y verdades. Con
todo lo ocurrido debemos ir considerando las realidades complejas que se siguen
viviendo y desarrollando a nivel mundial, más allá de nuestro país y nuestro
proceso de cambio en el cual, a momentos, nos hemos ensimismado, habiendo
dejado de lado la atención por las coyunturas y contextos internacionales al
igual que las relaciones que llevamos adelante con estos países en la siempre
ambivalente diplomacia.
En la misma línea, es necesario
hacer una revisión del poder y lo niveles que existen entre diferentes esferas
y niveles que pueden variar dependiendo de la escala con la que estemos
tratando en una determinada lectura. Así, tendríamos que revisitar a todas las
líneas teóricas que han planteado el tema del poder ya sean desde los clásicos
como Hobbes y su Leviatán, o Rousseau junto al Contrato Social; llegando hasta
Foucault y su Microfísica del poder, entre muchos otros para reexaminar esta
situación que en la actualidad puede tomar nuevas facetas y líneas de análisis.
En este sentido, lo sucedido con el Presidente Morales, y la gran legitimidad y
respaldo con la que cuenta, se ponen en entredicho las capacidades de nuestro
país y del poder que éste puede ejercer más allá de nuestras fronteras, donde
elementos como la descolonización ni siquiera se conocen como propuesta
política dentro de sus realidades. Así el poder que representa el Presidente
Morales en nuestro país se pone en cuestión en otros espacios y relaciones,
además del sesgo racial que puede existir todavía para otros contextos, lo cual
no se desliga totalmente de la influencia imperialista atribuida a los Estado
Unidos, principalmente. Con todo ello, se hace forzoso hacer un análisis
complejo sobre estas relaciones y ejercicios del poder ya sea dentro de nuestro
país, en el marco del proceso de cambio, junto a lo que acontece en otros
niveles ya sean en una región que apuesta por la integración y en espacios más
lejanos donde parecería que somos actores casi invisibles en sus
relacionamientos e interés desde la política exterior, a menos que ésta sea con
la influencia menor a la de un peón en el gran tablero mundial.
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