Los eventos culturales que giran en torno a la
temática libresca nos llevan a un espacio, por no decir mundo, muy amplio y con
un sin fin de ofertas para pasar el tiempo y tomar decisiones por uno u otro
ejemplar. Así, parece formarse una jungla donde muchos exploradores vamos en
búsqueda de elecciones preestablecidas o de sorpresas para lidiar en medio de
la hazaña. Esta vez la Feria Internacional del Libro realizada en La Paz es el
lugar óptimo para poder introducirnos en los mundos imaginados por una
diversidad de autores y autoras que tratan de transmitirnos sus experiencias,
vivencias, pensamientos y otros para que nosotros también seamos partícipes de
esas aventuras y épicas; lo que no desestima encontrarnos con publicaciones
propias para camuflarnos entre las categorías de lector y autor. Sin embargo,
entre medio no deja de introducirse la industria y el comercio que puede tener
la capacidad de crear best sellers
sin que necesariamente algunas de esas obras sean las más apropiadas para el
denominativo en detrimento de otras publicaciones que posiblemente cubren todas
las expectativas para alcanzar estos peldaños.
El paseo y camino de los libros, sobre
todo cuando se trata de una feria donde existe gran número de propuestas,
resulta en una saga porque con tan variada oferta debemos saber discernir entre
lo que sea o no pertinente para invertir en ello. Además esta situación viene
condicionada por la capacidad de “gasto” a realizar, donde en ocasiones se
cuenta con un buen presupuesto que no repliegue las ansias de comprar a diestra
y siniestra; y por el contrario saber hacer un manejo eficiente de los recursos
destinados a este objetivo. No obstante, pese a este reparo vinculado a los
ingresos y egresos de la economía este espacio es un pretexto importante para
generar una comunidad interesada, ya sea, en los libros en general o temáticas
específicas donde seguramente se siguen concibiendo ideas en torno al debate y
el diálogo. Así, en referencia a los intereses que se tiene para la compra,
está la siempre pendiente búsqueda de autores clásicos considerados como
icónicos que marchan en paralelo con los autores nóveles con nuevas propuestas,
además de obras encontradas por el azar en el medio de este bosque de la
lectura.
Desde
un punto de vista propio, está también presente la exploración necesaria para
encontrar obras relacionadas con la región chicheña que casi siempre están
presentes generando nuevos derroteros de análisis planteados por autores
diferentes y enfocados desde diversas disciplinas. Esta vez, se pudo encontrar el
libro “Capitalismo, modernización y
resistencia” de autoría del actual Embajador en el Perú, y sobre todo un
importante historiador, Gustavo Rodríguez Ostria que dentro del Capítulo II nos
habla de “Guadalupe: una mina-hacienda en Chichas (Bolivia), 1825-1906” donde
se engrana la primera parte del libro vinculada a la formación del proletariado
minero en Bolivia. Esta publicación además es de reciente publicación realizada
por el Centro de Investigaciones Sociales dependiente de la Vicepresidencia del
Estado Plurinacional. Con lo mencionado, caminar entre libros, cronopios,
grafómanos y demás ramas anexas, es siempre muy estimulante para que el tedio
de la realidad no sea tan grotesco, mucho más en momentos donde los “rumores”
de guerra nos obligan a buscar respuestas o por lo menos generar escapes
temporales hacia esos otros mundos y realidades donde todo es posible,
principalmente para contar con esa multiplicidad de tonos intermedios más allá
del blanco y negro al que nos vamos acostumbrando bajo el argumento de
cotidianeidad establecida por el sistema.
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