lunes, 18 de agosto de 2014

PATRIMONIO APOSTILLADO

Al igual que muchos aspectos subjetivos y simbólicos la  revolución democrática y cultural que se viene impulsando en esta última etapa, ahora enmarcada en un Estado Plurinacional, fortalece las culturas regionales y locales. Así se comienza con una revalorización de estos elementos formativos de cada espacio y territorio. De esta manera, dentro de varios lineamientos jurídicos y normativos se ha comenzado a hablar sobre el patrimonio en todos sus niveles que van desde el municipal, en Entidades Territoriales Autónomas, así como el nacional o más aun el de la humanidad. En este mismo derrotero identificamos la Ley Marco de Autonomías y Descentralización, Ley de Municipalidades y la propia Constitución Política del Estado; a los cuales seguramente deberán adecuarse las Cartas Orgánicas Municipales para no resultar inconstitucionales.

En consecuencia, dentro de la Carta Orgánica del Municipio de Tupiza aprobada en detalle dentro de una cumbre social y que ahora se encuentra en el Tribunal Constitucional se establecen importantes lineamientos referidos a esta temática. En primera instancia tenemos al Artículo 73 que se refiere al Patrimonio cultural y dentro del parágrafo I establece: “La presente norma básica precisa como Patrimonio Cultural al valor que se otorga a los objetos, símbolos y prácticas, en el espacio social en el que confluyen lo simbólico, lo pragmático y la identidad cultural de la jurisdicción municipal”. No obstante, la parte más relevante se establece en el Parágrafo III donde: “El Gobierno Municipal garantizará la preservación, recuperación, acrecentamiento y difusión del patrimonio cultural, el acervo histórico, arqueológico, arquitectónico, museológico, artístico, paisajístico y documental, y fomentará el desarrollo de iniciativas culturales”. De esta manera queda claramente explicita la capacidad y responsabilidad de las autoridades locales mediante las instancias pertinentes para llevar adelante y hacer cumplir la normativa gestada durante su propia gestión y legitimada de manera participativa, a la espera solo de su aprobación mediante referendo y su entrada en vigencia. Sin embargo, ahora este documento queda como referente y dirección de lo que se deberá considerar dentro de la gestión municipal en cuanto a políticas culturales.

            Más allá de comentar y establecer un marco normativo, debemos hacer un acercamiento a la condición cultural e identitaria en los Chichas donde estos dos aspectos son fundantes de las relaciones sociales y la construcción del ser chicheño y chicheña en el marco intra e intercultural, es decir en el relacionamiento con otros grupos culturales y sociales. En este lugar debemos hacer mención a la visión tradicionalista de sectores poblacionales que se asocian alrededor de características como ser la relación con la herencia española aristocrática, encerrada en aspectos económicos como las haciendas y los empresarios mineros. Justamente ahí nos encontramos con el legado de los Condes de Oploca, de lo que fue la familia Yañez de Montenegro, quienes sin duda fueron parte del proceso socio histórico de los Chichas, ya sea para bien o mal dependiendo de la perspectiva. Fueron estos personajes que dejaron los principales edificios y construcciones, por lo cual fueron incluidos en diferentes textos históricos de la región como ser “¡Tupiza… Leyenda y Poesía!” (2001) de Mario García Rivero donde  se describe en primera instancia la Estancia de Oploca para llegar hasta la propiedad en amenaza testigo de las vivencias en la actual Plaza Independencia de Tupiza. Posiblemente, sea el devenir fortuito de las propiedades de los condes ya que hace algunos años atrás se hizo uno de los más duros atentados contra la estancia cuando se acondicionó estas estructuras para el funcionamiento de ambientes universitarios sin medir ninguna consideración con aspectos patrimoniales que se encerraban ahí. Aunque para el caso de la casa Eguía Yañez de Tupiza sea la segunda vez de alto riesgo porque posiblemente, como también menciona Mario García en el libro antes citado, luego de la Revolución del ‘52 hubiera tenido un final catastrófico cuando Lechín y grupos de mineros quisieron ingresar en la Plaza principal para hacer desaparecer la figura de José Avelino Aramayo por ser representativo de la Rosca Minero Feudal, consecutivo con otros potentados como lo fueron los condes de Oploca. En fin, son muchos los argumentos que nos obligan a la defensa del patrimonio de los Chichas que al haber quedado como propiedad de nadie se convierte en responsabilidad de todos porque dentro de estos símbolos se encierra la historia necesaria que constituye nuestra identidad. El edificio donde funcionó la primer Alcaldía de Tupiza alrededor de 1859, así como el primer Alcalde José Calixto Yañez de Montenegro, encierran muchos otros secretos, mitos y leyendas de Tupiza en los Chichas como parte del devenir desde épocas preincaicas y cimientan procesos fundamentales, contemporáneos, como la búsqueda de la Reconstitución de la Nación Chichas.

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