lunes, 6 de abril de 2015

TUPIZA Y EL QUIEBRE HISTÓRICO

La identidad en los Chichas, y particularmente en Tupiza, ha sido estructurada en base a elementos variados y complejos que han resultado en una serie de manifestaciones particulares que se diferencian de la existente en otras latitudes del país. Así, la cultura chicheña viene afectada por varias vertientes entre las cuales encontramos las precolombina u originaria, la colonial, republicana y otras contemporáneas que se desenvuelven en otra variedad igual de compleja como ser la influencia argentina (por la cercanía geográfica a la frontera y los móviles vinculados a la emigración). De esta manera, en las principales fiestas del calendario anual nos topamos con un gran número de manifestaciones donde se exteriorizan estas herencias que son adoptadas de forma cuasi natural y posiblemente con poca reflexión. Por ejemplo, en sectores “citadinos” se suele encontrar la participación de danzas autóctonas con tendencia hacia el folklorismo que una vez concluido el evento es dejado de lado, olvidado y hasta rechazado (por el carácter indígena de la manifestación). De esta manera, vemos como la identidad de los Chichas se encuentra en conflicto ya que este tipo de contradicciones todavía no se han resuelto o por lo menos no se ha profundizado un análisis al respecto.

De la misma manera, la herencia de los contextos y coyunturas pasadas han llevado a configurar un tipo de sociedad cimentada en la identidad, comentada anteriormente, donde se tiene una fuerte presencia de discriminación y exclusión basada en un etnocentrismo infundamentado y muy caduco para esta altura de la historia. Producto de esta construcción actualmente vivimos en una sociedad vertical donde las diferencias son profundizadas, principalmente por aspectos étnico raciales tanto hacia adentro como afuera. Bajo estos lineamientos se han levantado los pilares de la economía y la política dentro de este territorio donde esta misma exclusión generó que la vertiente indígena originaria quede alejada de espacios de decisión o “poder” que fue patrimonializado por sectores reducidos de la población bajo falsos imaginarios y expectativas creadas y socializadas hacia los pobladores. No obstante, con el avance y profundización de la democracia y, en este último tiempo, el denominado proceso de cambio la perspectiva de entender la realidad fue cambiando sumado por la crisis de partidos y del sistema político en su conjunto por lo cual las condiciones de participación se ampliaron y democratizaron de forma más tangible en todos los niveles de gobierno.

Así, en uno de los espacios más conservadores, donde la construcción de esta identidad sesgada tenía primacía, la madurez política y la capacidad de proyección a partir de poder leer la realidad actual permite contar, de forma histórica, con un gobierno local bajo la sigla del Movimiento Al Socialismo generando un quiebre en la estructura política y social de Tupiza. Pese a tener como la principal línea de influencia fáctica a la vertiente indígena chicheña el rechazo al partido de gobierno (gestado desde el movimiento indígena campesino) quedó de lado y recién se pudo lograr una victoria democrática que se presenta como la oportunidad de dar un viraje estructural del municipio y la región a partir de una nueva visión que plantee la gestión desde la perspectiva de los pueblos con mayor participación e inclusión de todos los sectores. Hasta la anterior gestión, todos los gobiernos municipales fueron constituidos por población proveniente de grupos de la denominada “clase media” que mantuvo un quiebre y alejamiento de gran parte de la población. Ahora de manera histórica se rompe con esta tradición seudo señorial que deberá ser el principio del afianzamiento de una identidad consolidada e integral, partiendo desde el ámbito cultural llegando hasta la matriz social, económica y política, irradiada desde un nuevo tipo de gestión en el gobierno municipal.

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