Aunque algunos
agoreros ya avizoraban los resultados contrarios a la aprobación de los
Estatutos Departamentales, y algunas Cartas Orgánicas, en el pasado referéndum
para aprobar o rechazar dichos documentos, los resultados no dejan de ser muy
llamativos e interesantes para realizar una lectura del acontecer político en
Bolivia así como eliminar falsas victorias que se pretenden crear. En primera
instancia hay que considerar que luego de varios procesos electorales así como
referendos la opción del partido oficialista por primera vez en mucho tiempo ha
sido “derrotada”. Como es constancia habían trascurrido una serie de actos
electorales donde la opción del Movimiento Al Socialismo resultaba como gran
vencedora y esta vez los resultados dieron un giro, posiblemente esperado. Por
tanto, este es el principal indicio para una llamada de atención, que tuvo como
su precedente las elecciones subnacionales donde los resultados también fueron
sugerentes en cuanto a política electoral.
No obstante, también
es necesario hacer ciertas precisiones al respecto para evitar intentos de
desinformación o falsos triunfalismos por parte de algunos sectores del país.
Primero, es falso que la pérdida en el referéndum sea una victoria de la
oposición porque, si bien hubo un intento de adscripción de consignas, no se
puede asociar directamente la opción no con los representantes de sectores y
partidos opositores porque este resultado es más complejo que un simple
respaldo o rechazo a la gestión de gobierno. Por otra parte, se debe recordar
que el proceso previo a la realización del referéndum fue muy acelerado y por
tanto lo que más faltó fue la información para la ciudadanía, esta situación
como un proceso explicativo deficiente y poco efectivo por parte de las
instancias encargadas del mismo. Con este elemento, se desenvuelve que la
población emitió su voto por varios factores como ser la consigna la cual no
deja de estar relacionada a un voto en la ignorancia, en referencia a que muy
pocos y pocas dedicaron un tiempo para leer, considerar y analizar las
propuestas que se llevaban al referéndum. Por tanto, el resultado es
cuestionable y posteriormente se deberá tratar de generar mayores espacios y
tiempo para este trabajo y que la ciudadanía emita un voto responsable e
informado.
El caso de las autonomías indígenas resulta otro
punto fundamental para su consideración porque, en todo caso este fue el primer
proceso democrático participativo donde se puso en consideración la opción por
dos autonomías indígenas, Charagua (Santa Cruz) y Totora Marka (Oruro) donde
solo la primera le dio el sí a este tipo de autonomía convirtiéndose, luego de
un largo y complicado camino, en la primer autonomía indígena plena. Por
delante queda mucho trabajo para realizar para seguir profundizando esta
entidad territorial autónoma, habiéndose superado solo la primera parte que ya
de por si fue muy complicada por viabilizar. Así, este tipo de autonomía es uno
de los mayores avances que se han realizado en cuanto a la estructura del
Estado boliviano por lo cual es casi obligatorio seguir impulsando estos
procesos en otras naciones originarias del país. En todo caso, las autonomías
en general son una victoria para la población boliviana por lo cual esta
negativa a la aprobación de los estatutos tampoco debe asociarse a una
preferencia por el centralismo, en ninguno de sus niveles y tampoco debe ser un
retroceso. Para la Nación Chichas la autonomía seguirá siendo una bandera de
reivindicación permanente que no deberá ser cooptada por ningún discurso político,
porque representa la voz colectiva de todos los pueblos del sur integrados.