Con la redacción de la Carta Orgánica Municipal de Tupiza, el 7 de noviembre, fecha conmemorativa de la Batalla de Suipacha, se convierte en la principal fecha cívica para Tupiza como parte de la Nación Chichas. Entonces, este día se reconfigura y cobra otros significados en el imaginario de nuestra población. Primero, debemos resaltar el hecho de que con este cambio dentro del calendario cívico del municipio se valida la voluntad libertaria que estuvo siempre presente en nuestras mujeres y hombres chicheños a lo largo del tiempo. También es importante hacer notar que con este reconocimiento y fortalecimiento, del 7 de noviembre, la supuesta fundación de Tupiza (4 de junio de 1574) queda relegada, pasando a ser solo una anécdota de la visión señorial y colonialista de antiguos pensadores que pretendían mantenerse arraigados a esta herencia colonial española, al parecer con muy poca reflexión y compromiso por la tierra.
Como un segundo punto, hay que
devolver a los Chichas en su conjunto y como todo un territorio la
representatividad y victoria conjunta del 7 de noviembre ya que más allá de la
actual jurisdicción municipal en la que se encuentra Suipacha, esta fecha debe
ser apropiada por la totalidad de poblaciones integrantes de los Chichas. En
este sentido, por ejemplo, las diferentes versiones nos dicen que, solo como un
dato, Pedro Arraya nació en la actual jurisdicción municipal de Villazón y por
lo tanto este es otro elemento que nos invita a la integración entre actores y
espacio de lo que fue la gesta chicheña del 7 de noviembre de 1810. Por lo
tanto, a más de ser un patrimonio de la tupiceñidad, la Batalla de Suipacha
debe replantearse de manera amplia e integradora en el marco del actual proceso
de Reconstitución de la Nación Chichas que recurre a este tipo de momentos
constitutivos para explicarse como un sola entidad territorial y poblacional
que actuó unificada en varios momentos decisivos para la historia regional y
nacional.
Sin
ningún lugar a dudas, la Batalla de Suipacha seguirá siendo una de las mayores
gestas de hombres y mujeres chicheñas que fortalecen la identidad y permiten
proyectarla a otras instancias de mayor alcance a partir de la importancia que
tuvo el hecho para todo el Alto Perú. No obstante, es necesario seguir
inquiriendo más allá de la simple remembranza o la costumbre de conmemorar este
hecho sucedido hace más de 200 años. En ese momento, los Chichas expresaron
nuevamente el sentimiento de rechazo a la opresión y sometimiento de la colonia
española, refrescándonos la memoria respecto del sentido que tiene el ser
chicheño y chicheña. Pero nuevamente, debemos decir que hay que devolver varios
elementos circundantes al 7 de noviembre, los procesos cronológicos que
explican los lazos dentro del territorio chicheño, donde también se encuentra
Cotagaita como un precedente lo que
sucedería en Suipacha. Y como vemos todos los argumentos engranan al territorio
de la ancestral Nación Chichas como un mensaje de que esta integración no debe
ser olvidada, y mucho menos por hechos que pueden ser cooptados por espacios
menores o locales como los municipios dentro de la lógica republicana que mermó
la fuerza de la unidad territorial de los pueblos y naciones originarias. Por
tanto, con la intención de saldar estas deudas históricas y este sentido de
integración y unidad del milenario territorio chicheño, debemos decir “LA
PATRIA A LOS VENCEDORES DE SUIPACHA”.
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