lunes, 8 de febrero de 2016

‘TA(MAL) TUPICEÑO

Existen dichos populares que buscan mostrar “verdades” respecto de diferentes situaciones manifiestas en el día a día, ya sea en colectividades o individualidades; así, nos encontramos con el famoso “pueblo chico, infierno grande” aplicable a lugares donde la población tiene un número reducido y nos podemos conocer, casi, entre todos y todas. Así, se encasilla a cierta localidad dentro de este tipo de clasificación que no necesariamente es positiva y es aplicada sin una reflexión necesaria. Entonces, ingresamos a considerar el sentido crítico que deben tener las personas respecto de una serie de criterios que incumben a la vida personal y familiar, respondiendo a sus intereses, casi, inmediatos. No obstante, esta situación suele recaer en el ser criticón que busca siempre la paja del ojo ajeno y la falta que el otro y otra tienen. Esta situación nos introduce en una relación siempre conflictiva de encontrarse a la defensiva, y su consecuente ofensiva, que va en desmedro de la generación de una comunidad y la buena vecindad.

En toda la extensión territorial de la región de Los Chichas, además de otras regiones y países, encontramos un alimento común que caracteriza a nuestra cultura e identidad, a decir del tamal presente en espacio boliviano y también argentino, siendo uno de los más representativos y diferenciadores de la gastronomía chicheña. No obstante, esta vez nos referiremos al tamal tupiceño, en específico, que nos permita algunos juegos del lenguaje más allá de la simple palabra y su etimología; siendo Tupiza la región tradicional por excelencia en la elaboración de tamales, dentro de nuestro país. Asi, es sugerente la definición encontrada en diccionarios varios donde se define al Tamal, que proviene del náhuatl tamalli, y significa envuelto como: 1. m. Am. Especie de empanada de masa de harina de maíz, envuelta en hojas de plátano o de la mazorca del maíz, y cocida al vapor o en el horno. Las hay de diversas clases, según el manjar que se pone en su interior y los ingredientes que se le agregan. 2. m. Col., Cuba, Ec., El Salv., Guat., Hond., Méx., Pan. y R. Dom. Lío, embrollo, pastel, intriga. (http://dle.rae.es/). Entonces, asumiendo una posición relacional entre las definiciones y connotaciones existentes dentro de la palabra podemos indicar esta coincidencia llamativa con el alimento en sí y el figurado vinculado a embrollo e intriga.

“Pucha que chura es mi tierra/pucha que chura es mi tierra/ahura el tamal está mal/y no hay tambos de chicha, no” es una de las estrofas dentro del álbum de los Ovejas Negras Fuera del Corral donde se encuentra también un juego del lenguaje sin duda sugerente para realizar una lectura de la sociedad tupiceña. Así, de nuevo podemos vincular un sentido que daña nuestra comunidad con un sentido de crítica desmedida, y hasta injustificada, como un mal hábito de coexistencia entre vecinos de un mismo espacio que solo con un pretexto ilustrativo vinculamos al tamal como el alimento y la palabra, permanentemente presentes en lo cotidiano. Por tanto, habrá que adquirir el necesario sentido, primero, autocrítico para tratar de mejorar de forma individual y después generar opinión propositiva y en positivo para fortalecer los lazos y el capital social que mejore el tejido social y la concordia de una población de fuerte identidad y cultura que tiende a ser dividida por este tipo de sentimientos y formas de relacionamiento. Por último, habrá que convertir a nuestro entrañable y significativo tamal en un “tabien” considerando el sentido simbólico relacional entre hombres y mujeres de Tupiza para seguir avanzando dentro de una relación armónica y complementaria.

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