Cuando se venía trabajando dentro de la Asamblea
Constituyente se consideró el proyecto planteado por el Pacto de Unidad que con
gran brillantes estructuró un horizonte de país luego del fracaso del Estado
Nación generado en 1952. Así, la agenda que emergió desde los movimientos
sociales y los pueblos indígena originarios tomó cuerpo para introducirse
dentro de este histórico proceso de refundación del Estado boliviano con una
visión más coherente con la realidad actual. No obstante, con todo lo
acontecido durante este conflictivo proceso constituyente se fueron modificando
algunos planteamientos, los cuales terminaron de cambiarse dentro del Congreso,
para viabilizar la convocatoria al referéndum aprobatorio del nuevo texto
constitucional. Con estos antecedentes, en la actualidad contamos con una carta
magna donde se tiene importantes avances enmarcados en la construcción de la
plurinacionalidad como la cualidad principal del Estado. Así esta
característica lleva consigo una serie de elementos y proyecciones que se deben
profundizar para tener realmente este tipo de organización política y
administrativa en Bolivia.
De esta manera, se han logrado aciertos y errores que
permiten generar cambios en los diversos actores individuales y colectivos a
partir de la apertura que devino de este proceso constitutivo. En este sentido,
como uno de los ejemplos más importantes de las limitantes, circunscritos a la
esencia plurinacional, se encuentra el Artículo 5° de la Constitución Política
donde se establece los idiomas oficiales de Bolivia dentro de los cuales se
considera a los idiomas de 36 pueblos indígena originario campesinos que suele
generar la confusión de estos 36 pueblos como naciones originarias reconocidas
por el Estado, pero esta mención no va más allá del tema idiomático. Entonces,
todavía queda pendiente la inclusión estructural de estas naciones indígena
originarias como parte constitutiva del Estado boliviano con nombre y apellido.
Contrariamente, a lo largo de la constitución se describe los elementos que
permiten conformarse como una nación al igual que en otras leyes como la Ley
Marco de Autonomías y Descentralización “Andrés Ibañes”, lo cual trae consigo
un vacío en cuanto a saber quiénes son o no parte de estas naciones, claramente
luego de cumplir con los requisitos normativos para considerarse como tal.
Dentro de este debate se incluye el caso de la Nación
Chichas y su reconstitución como parte del Estado Plurinacional de Bolivia, ya
que como se ha demostrado se cumple con estos requerimientos establecidos en la
Ley Marco (Artículo 30° parágrafo I). No obstante, en el Artículo 5° de la CPE
la Nación Chichas no se encuentra mencionada ni incluida. De igual forma, en el
territorio boliviano existen otros casos como el de los Yampara que se
autoidentifican como una nación originaria pese a tampoco estar dentro del
listado “oficial”. Por otra parte, desde el otro lado, encontramos el caso del
pueblo afroboliviano que ha sido incluido y reconocido como pueblo originario,
vulnerando el requisito de ser preexistente a la colonia. Con lo mencionado, el
debate es amplio y complejo para continuar con la relación, a veces
contradictoria, entre el Estado Plurinacional y la Nación Chichas que continua
en la lucha por su reconocimiento e inclusión estructural en Bolivia. Así, el
Censo Nacional de Población y Vivienda del año 2012 permitió la revalidación de
la existencia actual y la vigencia de la Nación Chichas con la adscripción
voluntaria de casi 60.000 habitantes del territorio boliviano. Además con esta
fisura establecida en el censo mencionado se puede sobre entender la posibilidad
de la reemergencia de otras naciones originarias que fueron ignoradas dentro de
procesos fundantes como la Asamblea Constituyente. De esta manera, queda por
sentado que del reconocimiento e incorporación de estas, otras, naciones
originarias vigentes en la actualidad depende la consolidación y
fortalecimiento del Estado Plurinacional que debe contar con estas naciones
originarias como base constitutiva de su horizonte de país en un mediano y
largo plazo.
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