lunes, 1 de octubre de 2018

SIN QUE SEA MARZO

No estamos en marzo, pero para Bolivia y su población se ha cimentado un anhelo y un vacío, incluido un enemigo imaginario Chile. Así hemos ido construyendo toda una, especie de, ideología en contra de la gente del vecino país rememorando un hecho ocurrido hace más de cien años cuando, mediante una guerra, se nos arrebató territorio soberano y, peor aún, el acceso al mar. Luego de este hecho, hemos arrastrado la secuela de esta pérdida por décadas y décadas a la espera de un resarcimiento de daños y sobre todo curar una herida histórica que se ha heredado generación tras generación. Así, el mar pendiente y ausente pervive en nuestra cotidianidad, sin que sea marzo, y emerge de cuando en cuando en nuestras convivencias, diálogos, debates y, cómo no, política generando sentimientos, a veces, exacerbados y basados en chauvinismos litigiosos que no aportan en los criterios de sensatez que ameritan estas problemáticas.

Después de una, larga, espera nos encontramos frente a una fecha, que podría considerarse histórica para Bolivia a la expectativa del fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya frente a la demanda marítima presentada el año 2013 por el gobierno boliviano. La demanda marítima ha seguido su curso y es tiempo de la sentencia que permita tender un puente para retomar las negociaciones con Chile denominadas “de buena fe”. Sin embargo esto no significa el retorno inmediato al Pacífico, pero siembra un hito determinante en el derrotero hacia la costa, junto a otros que fuimos superando y están plasmados en un documento sugerente llamado “El Libro del Mar”. Con algunos más emblemáticos y contradictorios como el Abrazo de Charaña, realizado por Hugo Banzer y Augusto Pinochet, que según  decían representó un gran acercamiento al retorno al mar. No obstante en medio de estos intentos, puede existir una gran demagogia vinculada a buscar legitimidad para los gobiernos de turno, siendo la bandera segura en momentos de crisis de gobernabilidad para generar cierta cohesión en la población.

Ante el acercamiento del fallo de la Corte sobre la demanda marítima, el gobierno chileno viene trabajando estrategias diversas entre ellas la desinformación sobre el pliego petitorio planteado por Bolivia. En este sentido, luego de establecer diferentes antecedentes en el petitorio de la demanda, Bolivia solicita a la Corte Internacional de Justicia que “juzgue” y “declare” que: a) Chile tiene la obligación de negociar con Bolivia con el fin de alcanzar un acuerdo que otorgue a Bolivia una salida plenamente soberana al Océano Pacífico; b) Chile ha incumplido dicha obligación; c) Chile debe cumplir dicha obligación de buena fe, pronta y formalmente, en un plazo razonable y de manera efectiva, a fin de otorgar a Bolivia una salida plenamente soberana al Océano Pacífico; “El Libro del Mar” (2014). Aquí, las demandas de Bolivia, ahora queda esperar los caminos a seguir, donde posiblemente estemos ingresando a otra etapa de la historia del país con mayores visos de volver al añorado mar; y más aún cambiar los imaginarios colectivos, superando las heridas históricas que hemos arrastrado como un lastre, vinculando a este antecedente aspectos como el desarrollo del país vinculado al enclaustramiento y mediterraneidad de Bolivia. Sin duda este es un momento de gran expectativa frente a uno de los elementos identificados como, uno de los reducidos, aspectos que unifican a nuestra gente.

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