lunes, 15 de octubre de 2018

POLÍTICA DE ALTA INTENSIDAD


Octubre del año 2018, todavía nos encontramos con agenda llena, recordando, por ejemplo, los 51 años de la muerte del Che en territorio boliviano a manos del ejército junto a agentes de la CIA y los Rangers, lo cual siempre nos tienta a imaginar a la Bolivia con la revolución foquista triunfante. Encontramos al día de la mujer boliviana como un homenaje a la poetisa y literata Adela Zamudio, en medio de debates sobre la prudencia de felicitar o no a las compañeras, o por el contrario reivindicar desde la reflexión y activismo los derechos humanos de las mujeres frente a toda la problemática de desigualdades y ejercicio de violencia que sufren día a día en ámbitos públicos y privados. Llegamos hasta el día de la descolonización, que antes era equívocamente denominado “día de la raza”, recordando el desencuentro suscitado con la llegada de Colón y sus tripulaciones a tierras del Abya Yala, comenzando con un proceso de sometimiento y humillación que duró varias centurias. De esta manera, los primeros 15 días de octubre comienzan con agenda amplia de recordatorios y debates sobre los mismos, para cuestionar varios aspectos sociales e históricos de nuestro país.

Entre las fechas mencionadas, se encuentra, también, el 10 de octubre en el que celebramos el día de la democracia, cuando en 1982 Hernán Siles Suazo asumía el gobierno luego de superar una serie de gobiernos de facto, en aquellos tiempos de la bota militar y su dictadura. Sin duda, este año la jornada para recordar la democracia tuvo una relevancia especial donde las autodenominadas plataformas ciudadanas marcharon, sobre todo en La Paz, exigiendo el respeto por el voto del pueblo en el referéndum del 21 de febrero del 2016, donde la opción por el no ganó e inhabilitó la posibilidad de modificar el Artículo 138 de la Constitución para viabilizar una nueva postulación de los actuales Presidente y Vicepresidente. En este espacio llamó la atención el observar a algunos líderes de oposición que volvieron a las bases, cediendo la palestra a otros personajes miembros del Comité de Defensa de la Democracia. Por su parte, sectores afines al Movimiento Al Socialismo se movilizaron, también, recordando el retorno a la democracia que nos permite vivir en el marco del respeto a los Derechos Humanos hace 36 años atrás. Sin embargo, hay quienes mencionan que más allá de las dictaduras natas, también existen otro tipo de regímenes que fluctúan entre la democradura y la dictablanda, otorgando matices y mayores o menores niveles de vulneración a los Derechos de la población.

Este marco ha permitido, una vez más, potenciar la democracia de alta intensidad que ya se ha iniciado, mucho más, con el anuncio de Carlos Mesa de ser candidato a la Presidencia, extrañamente, con la sigla del Frente Revolucionario de Izquierda (FRI), lo cual ya genera algunas contradicciones en el planteamiento y postulación. De esta manera, hemos arrancado el tiempo pre electoral donde Bolivia se pone el chip político, o de la politización (mucho más que en otros tiempos), para ir direccionándose rumbo a las primarias y luego a las nacionales del próximo año. Con este escenario, nos hemos adentrado en una figura sui géneri, donde la discusión se ha replanteado y modificado el centro del debate que, hasta hace poco, centraba la agenda en el resultado del 21 de febrero y ahora se dispersa en otros elementos de análisis. Así, podríamos ir analizando el primer discurso del candidato Mesa, donde nos habla de un nuevo tiempo y nuevos liderazgos, palabras que nos remonta a los años 2003 y 2005 donde este fue partícipe del gobierno de turno junto a Gonzalo Sánchez y la crisis que se desató dando paso a todo el proceso constituyente. Después escuchamos la oferta de un “gobierno de ciudadanos”, que nos permite abrir el debate en torno a las categorías planteadas como la de “ciudadano” que lleva consigo la connotación del habitante de la urbe (que excluye lo rural-comunitario), también vincula los derechos políticos pero que trae como  trasfondo la individualidad, contraria a la realidad de nuestro país donde la sociedad organizada es una constante en, casi, todos los espacios y sectores. Así solo hacemos una primera aproximación a este tiempo que comienza a abrir diferentes escenarios en un tiempo de política de alta intensidad.

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