Entonces vamos analizando algunos de los accionares que fueron realizando, para este caso, sectores de oposición. Una de las principales es sortearse el voto nulo como si esto signifique la derrota de Evo Morales o del proceso de cambio, así vimos a Samuel Doria Medina festejando la noche del 16 de octubre como si hubiera ganado las elecciones y fuera el nuevo Presidente de Bolivia. Con este tipo de reacciones parece que se viene buscando cualquier pretexto para deslegitimizar al Presidente Morales y lo peor es que algunos se adjudican el resultado en su favor sin que ello esté ni remotamente cerca de ser cierto. Otro argumento es la falta de legitimidad de los elegidos, pero ese es otro tema con diversas aristas; que de manera comparativa con otros tiempos queda flotando al igual que las otras explicaciones que rebuscan los opositores detrás de ese voto nulo como el comodín electoral para derrotar a Evo Morales.
No obstante, existen diversos mecanismos que potenciaron el voto nulo y dentro de ese porcentaje total. Como un primer factor se encuentra el fallido procedimiento de difusión y campaña que realizó el Órgano Electoral Plurinacional, que no logró tener el efecto de comprensión y los objetivos de estas elecciones por lo que con seguridad se dieron errores en la votación, considerando a los que apostaban por el voto válido. A esto se suma el tema TIPNIS que, fundamentada en la cultura política boliviana, encontró un asidero en estas elecciones para hacer entender al gobierno que se estaba equivocando en este asunto; es por ello que se presentó el denominado voto TIPNIS. Con todo esto retomamos un tipo de democracia conocida como la democracia del ch’enko donde diferentes asuntos se mezclan para enviar algunos mensajes que muchas veces se distorsionas en el camino. Ahora, días después seguirán los análisis y debates en torno a las elecciones judiciales y sobre todo del voto nulo buscando al gestor principal que logró “derrotar”, después de tanto tiempo, a Evo Morales en una lectura muy alegre de estos resultados. Y por último, agarrándonos de esta lectura, el actual Presidente del Estado Plurinacional más bien demuestra una vez más la capacidad política que tiene ya que viniendo de un coyuntura tan difícil, como la que se vivió y sigue viviendo, todavía supera el 40 % de aprobación, que en el marco de la Constitución Política (Artículo 166) le daría una nueva victoria en elecciones generales, suponiendo que los candidatos opositores fragmentarían el voto restante lo cual no les permite alcanzar ni el 30 %.
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