lunes, 3 de octubre de 2011

EL CONFLICTO Y SUS DESEMBOCADURAS

La represión policial ocurrida en cercanías a Yucumo hacia los marchistas del TIPNIS, ha desatado diferentes reacciones y repercusiones al respecto, aunque días después de lo sucedido parecería que el gobierno logró bajar la efervescencia del conflicto. De esta manera, se ingresó en una etapa latente para este tema donde las partes se vienen reorganizando y revisando su accionar de frente a los próximos días. Para el gobierno también se tuvo consecuencias como el alejamiento del Ministro de Gobierno, Sacha Llorenti, precedido por el de la Ministra de Defensa, Cecilia Chacón, aunque ésta última por motivos diferentes. Al mismo tiempo se dieron algunas contradicciones internas y renuncias o destituciones de otros puestos jerárquicos.

            A partir de esta situación se genera la ocasión para abordar el tema del conflicto en la sociedad boliviana, tan recurrente en el transcurso de los años, sobre todo en etapa democrática haciendo uso de la libertad de expresión como derecho ciudadano. En este sentido, el conflicto debe ser entendido como intrínseco a la realidad y que está presente en todas las sociedades representando una oportunidad de resolver las diferencias a partir del diálogo y la negociación que converjan en un mismo escenario y con la participación de los actores involucrados. Por otra parte, este mecanismo democrático es el que establece las condiciones para evitar el uso de la fuerza y la violencia como respuesta a los problemas y necesidades de la sociedad civil. Desde este punto de partida, con una perspectiva positiva, la sociedad boliviana utiliza esta estrategia para darse a conocer frente al Estado para que el mismo atienda sus exigencias.

            Luego de lo acontecido, la marcha de los indígenas se está rearticulando para retomar su objetivo de llegar hasta la ciudad de La Paz, realizar un diálogo con el gobierno y dar solución al conflicto latente. Nos obstante se ha establecido un nuevo escenario que permite a los diferentes involucrados realizar un análisis de los sucedido para tomar nuevas decisiones al respecto. Pero, en especial, para el gobierno, encabezado por el Presidente Morales, este hecho ha representado una dura interpelación respecto del lineamiento y dirección que lleva del proceso de cambio; es por ello que se debe revisar las políticas impulsadas desde el Estado para consolidar este proceso. El conflicto del TIPNIS solo ha sido un detonante de una problemática aun mayor como es un desvío de los objetivos planteados en las luchas sociales que cerraron el ciclo, duro, del neoliberalismo en el país. A partir de esta situación se abre la oportunidad de reencauzar el derrotero que comenzó desde el 2005 lo cual requiere que los diferentes sectores sociales tengan un acercamiento con el Estado, y por tanto con el gobierno, para que en el escenario del debate y el diálogo se de respuestas y soluciones a esta situación. De lo contrario, existe la posibilidad de dar pie a sectores opositores pertenecientes al viejo orden político para que éstos canalicen e instrumentalicen las demandas sociales para retomar el poder en el país. Por último, nuevamente se hace necesario recordar que el proceso de cambio fue una lucha de los sectores sociales que superaron a un partido político, como tal, siendo la articulación de movimientos en la búsqueda de mejores días para el país; es por ello que este conflicto debe ir más allá de la demanda del TIPNIS evitando así una mayor crisis política que signifique el retroceso del cambio social boliviano.

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