domingo, 16 de octubre de 2011

LA TRANSICIÓN JUDICIAL

Como ya es conocido, el Órgano Judicial viene sufriendo diferentes problemas estructurales que han llevado a que se cuestione la labor que realizan en beneficio de la justicia en nuestro país, al igual que en gran parte del mundo. Esta situación es un lastre que se viene arrastrando desde mucho tiempo atrás, por no decir por toda la historia, incluso la época colonial, hasta nuestros días. Por este motivo, desde hace años atrás, de manera integral a la interpelación al sistema vigente en el país, la justicia ingresó en la lista de necesidades que cubrir para mejorar su administración y que ésta vaya en beneficio de la población y no solo de los grupos de elite que pasan por las esferas del poder.

            De esta manera, dentro del denominado proceso de cambio se incluye esta exigencia de cambiar la estructura judicial de lo que resultan elementos sugerentes como el reconocimiento del pluralismo jurídico en la Constitución Política y la elección de magistrados realizada este pasado 16 de octubre. Estos son solamente unos primeros pasos a manera de aplicar modificaciones en este nivel que busquen una mejor administración y un alejamiento de los Órganos Ejecutivo y Legislativo. Así, se pretende brindar nuevas aristas en la forma de concebir al Órgano Judicial, para este caso, con la última novedad de realizar una elección directa de los magistrados con la participación mayoritaria de los ciudadanos bolivianos mediante el voto. Con estos parámetros se sienta un precedente muy significativo para los países de la región ya que se da inicio a una nueva forma de designarse a estas autoridades sin tenerse parangón, hasta nuestros días, en esta parte del planeta; donde se debe resaltar la madurez política de la ciudadanía al no requerir de la intervención de los partidos para el control de un proceso sin vicios.

            A partir de esta situación, se han escuchado diversas críticas al proceso llevado adelante sobre todo en la etapa legislativa donde se preseleccionó a los que fueron candidatos oficiales para el sufragio. Desde este punto de vista se critica al rodillo parlamentario que seleccionó a puro candidatos con supuesta afinidad política al partido de gobierno por lo que la independencia de poderes no será tal, tampoco en esta ocasión. No obstante debemos recordar que esta relación siempre existió, con cualquier gobierno de turno, porque se trata de una cuestión de poder y ya sea con los dos tercios del MAS o con las coaliciones para designar a dedo de anteriores gobiernos la interdependencia estuvo presente, tal vez de manera más descarada y frontal. Por otra parte, más allá de la forma en que se elijan estos magistrados parece muy difícil que la situación de justicia cambie porque alrededor de determinadas personas existe toda una estructura donde realmente se encuentra el meollo del problema. Así se debe tomar a esta elección como una emisión de criterios directos de los ciudadanos bolivianos más que como una panacea que vaya a cambiar, inmediatamente, el anquilosado sistema judicial de Bolivia. Seguramente, este es un paso importante dentro del proceso pero deberemos ir aplicando nuevos componentes, con el paso del tiempo, para que la justicia realmente asuma su verdadera función y se aleje de la visión elitista y sectorial que tiene como antecedente histórico donde las diferentes expresiones de poder siguen siendo los principales mecanismos para accionar su intervención en favor del que lo ostente.

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