lunes, 26 de diciembre de 2011

DE FINALES E INICIOS

Con una carga de 365 días llevados encima, el 2011 se va terminando dejando atrás un tiempo lleno de elementos que dieron sentido a la vida, ya sean en positivo o negativo pero que al final conformaron cada uno de nuestros momentos. De esta manera, sigue girando la rueda de la vida con recurrencias y novedades que pueden plantearnos nuevos retos o proyectos que deberemos ir asumiendo en el proceso de madurez de nuestra existencia. En este sentido, se da continuidad a ciclos que vamos siguiendo año tras año con experiencias vividas que vienen a nutrir nuestra capacidad de asumir las situaciones complejas, en su mayoría, del día a día.

            A este entender, diciembre marca el final de toda una etapa pero, como siempre, el final es el que motiva un nuevo principio que se concretará en un nuevo año donde la rueda comienza a girar de nuevo al igual que nosotros en el camino de la vida. Con esta forma de entender la ciclicidad de la existencia podemos extendernos más allá, a los infinitos misterios que encierra el mundo que con algo tan presente nos permite tener luces para caminos más complejos y desconocidos. Entonces, vamos a encontrarnos con el tiempo como factor determinante de manera cotidiana quien parece ser el que define nuestra duración en este período vital, el cual viene con objetivos que pocas veces llegamos a entenderlos, y ni siquiera conocerlos habiendo habitado en la superficialidad de lo relativo. Con todo esto, el final del año, como muchos otros recordatorios, nos sirven para hacer evaluaciones de lo acontecido en este tiempo pasado para vitorear avances y lamentar fracasos que sin duda deberán tener insumos para la conversión hacia la mejora.

            No obstante, estas situaciones no deben caer en lo pasajero que en un determinado instante puede carcomer nuestros arrepentimientos pero después ya pasó y queda en el olvido, con lo que podemos recaer en los errores dentro del sueño al que acostumbramos a nuestra conciencia para dar la vuelta en la esquina y pretender que tenemos la página en blanco. Precedido por la navidad, el fin de año es como un segundo golpe de reflexión que llega a nuestra vida que no debe quedarse con el año viejo y la resaca de las fiestas de fin de año, sino que debe paliar nuestras decisiones y el devenir que se encuentra lleno de novedades en los próximos 365 días por recorrer para, al final, hacer la evaluación de los pasos avanzados o retrocedidos en este lapso. Cuando el final llega acompañado de los logros personales es un motivo para festejar pero no debemos olvidar, nuevamente, los ciclos de la vida y que, como dice el proverbio chino, “todo cambia todo pasa” por lo que deberemos seguir en la vanguardia para afrontar todas las situaciones que se nos vayan a plantear en el camino, porque luego de haber subido muy alto la caída puede ser más dolorosa. Por tanto, en este nuevo año que se avecina, a permanecer despiertos en el día a día para que el próximo diciembre podamos celebrar un año comprendido en todas las enseñanzas dejadas en su recorrido.

“La vida son momentos, personas y lugares; enmarcados en sus circunstancias” (EpE).

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