En gran parte, la historia de Bolivia ha girado en torno a la existencia de
recursos minerales que en el mayor momento fueron representados por el cerro de
Potosí que incluso es uno de los cimientos de la fundación de nuestra
República. No obstante, esta característica trajo colateralmente mucho
sufrimiento y abusos para nuestra población, y sobre todo los indios, que
fueron los que pagaron las consecuencias en pro de las riquezas por saquear.
Entonces, esta situación fue modificándose, en la forma pero no en el fondo, dependiendo
del momento histórico pero siempre teniéndose a la minería como el pretexto del
desarrollo. Asimismo, con el paso del tiempo fueron emergiendo nuevos recursos
por explotar, que nos dejaron inmersos, hasta la actualidad, en ser un país
exportador de materias primas y sin capacidad de industrializar esta materia
con un valor agregado.
Con esta perspectiva, refiriéndonos a la problemática
minera, bajo el amparo de las nuevas normas y Leyes que se van implementando en
el Estado Plurinacional, la sociedad también viene haciendo interpretaciones
propias en búsqueda de tener mayores beneficios para cada sector. En este sentido,
la situación en Mallku Khota se va ahondando configurándose un lugar sin ley y
donde el Estado no puede tener algún control de la situación dada. Más allá de
las motivaciones, justificadas o no de los comunarios, lo que sí es real es el
abuso y la vulneración del derecho fundamental de todos los seres humanos, el
derecho a la vida que se realiza. Dentro de este panorama se vive una retención,
todavía, de tres personas que gracias a un escape otros tres lograron salir de
ese lugar. Ahora, esta situación viene antecedida de lo ocurrido con el
secuestro de los dos policías hace algunas semanas atrás quienes con mucha
suerte lograron contar lo acontecido en esos terribles días como rehenes lo
cual no tiene ningún justificativo.
Con estos elementos,
vemos la situación que vienen provocando las concesiones mineras para la
explotación que en la mayoría de los casos solo deja réditos a los encargados
de realizar este trabajo que para las comunidades y poblaciones solo queda
contaminación y condiciones de vida sin ninguna mejora. Por tanto, es necesario
que se vuelva a analizar y entrar en debate las políticas referidas a esta
temática para que la minería deje de traer consigo esa sombra que se arrastra
como un sinónimo en toda la historia. El tema de la minería en vez de significar
un polo de desarrollo se viene convirtiendo en un motivo de conflictos extremos
como es conocido en este último tiempo, con mayor énfasis. A esto se suma
aspectos como el régimen autonómico que en su aplicación e interpretación
parece atribuir a las comunidades que tengan dentro sus territorios cierto
recurso la potestad y última palabra donde además ingresan aspectos como la
justicia comunitaria frente; a lo que el Estado tiene dificultades marcadas
para sentar presencia y por lo menos asegurar la seguridad e integridad de las
personas en la búsqueda de una solución. Entonces, se debe elaborar mecanismos
que cambien esta visión de la minería en Bolivia, que es uno de los principales
recursos que tenemos como país, que no debe significar el enriquecimiento de
unos pocos en detrimento de comunidades enteras; sino hacer un manejo
responsable donde intervengan todos los involucrados, alejados del exceso de
intereses.
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