lunes, 24 de septiembre de 2012

PAZ ENTRE LOS CONFLICTOS

El pasado 21 de septiembre, entre el gran número de celebraciones, también se ha sumado el “día de la paz” como un intento, desde el pretexto onomástico, para tratar de generalizar esta idea que parece tan alejada a nuestra realidad. Así, esta fecha llega dentro de una coyuntura complicada, que no es casualidad sino una normalidad, donde el conflicto minero se encuentra en una etapa latente después de haber alcanzado una crisis con la muerte de un minero asalariado y varios heridos. Con esta perspectiva sería bueno pensar que estamos en una fase descendente dentro de las etapas por las que pasan este tipo de problemáticas sociales. Pero haciendo una revisión del calendario informativo esta situación viene desde hace un tiempo atrás sin que se haya encontrado una salida estratégica que satisfaga a ambos sectores.

            No obstante, la idea de plantear una paz generalizada es positiva en el nivel de influencia que esta pueda tener hacia la población y su forma de asimilarla como una forma de vida, plasmada en lo que se conoce como cultura de paz. Sin embargo, esta palabra no supera su condición de un simple concepto que no logra encarnarse en los individuos por el carácter egóico que tenemos dentro de nuestra personalidad. En este sentido, la guerra es el polo opuesto a la paz donde se alcanza el nivel mayor donde son los factores psicológico colectivos son los que motivan este tipo de situaciones. Así, estos agregados vienen de la sumatoria de la psicología individual que se convierte en una colectividad y una forma de sociedad, para nuestro caso, violenta. Por tanto, nuevamente llegamos a entender que la sociedad es simplemente el reflejo de sus individuos por lo que el primer cambio que se requiere es forzosamente el cambio desde el interior de cada uno de nosotros, como también lo plantea el existencialismo humanista.

Con estos precedentes, podemos dar un ejemplo de la historia universal donde se tuvo un gran símbolo que gestó una revolución sin ningún uso de la violencia mediante la doctrina del a-himsa (no daño), este personaje fue Mahatma Gandhi que logró la independencia de la India con manifestaciones pacíficas que quedaron marcadas hasta nuestros días. Pero esta doctrina tiene una mayor profundidad porque nos habla de un trabajo interno de la eliminación de los egos o defectos que influyen en la psicología en sentido negativo por lo que se motiva sentimientos como la crueldad, egoísmo, codicia, ambición, odio, astucia entre muchos otros los cuales son conflictivos por naturaleza. Por tanto, así como se requirió de una lucha pacífica contra el sistema británico colectivo, primero esta lucha se dio de forma interna por eliminar estos agregados psicológicos en una aplicación del a-himsa interno e individual para que luego estos se reflejen hacia fuera de manera agrupada. Entonces, la paz debe seguir un camino y un trabajo más allá de consignas o menciones; por lo que para conseguir la paz verdadera se debe realizar un trabajo interno eliminando dualidades que sobre todo están presentes en la razón. La sociedad boliviana está caracterizada por los conflictos sociales que tienen mucho sustento en el mismo proceso histórico y responden a desigualdades profundizadas periódicamente. Pero la promoción de la paz va paralela y complementaria a estos aspectos cotidianos de nuestra realidad; la búsqueda de la paz es una constante a lo largo del tiempo, la cual se ve muy distante mientras los individuos no podamos realizar una autocrítica personal e interna acompañada de la eliminación de estos defectos. La paz debe ser vista desde todas sus perspectivas y que las conmemoraciones sean solo los motivadores de trabajos más profundos que partan desde cada uno para luego reflejarse en otro tipo de sociedad.   

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