En nuestra región es muy reconocida y diferenciada una muy peculiar
identidad y cultura que la diferencia de las demás en el país, siendo
fundamentada por todo un proceso de mantenimiento y vigencia histórica hasta
nuestros días. En este sentido, cabe realizar algunas menciones y formas de
entendimiento de la identidad desde un perfil conceptual y en su aplicación a
nivel de la realidad. Así, en una instancia la identidad es entendida
fundamentalmente desde dos perspectivas la primera que pasa por el
reconocimiento desde adentro como una forma intracultural que se valida a si
misma rescatando todos sus aspectos y formas, y se proyecta hacia fuera.
Después, se encuentra el relacionamiento que se establece hacia fuera donde es
fundamental el reconocimiento desde el otro a partir de lo cual se puede
proyectar el proceso intercultural. Entonces, así se desarrolla un doble efecto
tanto interno y externo que mediante estos mecanismos termina por entender una
identidad validada por el autoreconocimiento y la forma en que el otro (desde
afuera) te identifica y reconoce.
Así, con esta
apostilla, podemos incluir el tema cultural que no significa una relación
directa o un sinónimo de identidad sino que puede llevar consigo elementos que
permiten configurar y establecer la misma. Entonces, la identidad puede
manejarse desde la pluralidad en la que se presenta a nivel individual donde
cada persona lleva consigo una diversidad de identidades que se manifiestan
dependiendo del contexto en que se desarrollan como una forma de adaptación al
medio. Por otra parte, está una identidad colectiva que tiene puntos de
encuentro y de acuerdo normado procesualmente en el devenir de los hechos
concretos; a partir de estos elementos se van demarcando los aspectos
característicos que permitan contrastar una diferencia en el relacionamiento
entre culturas. Con todo esto ingresamos a entender la identidad de los Chichas
que presenta formas, sobre todo, simbólicas que le permiten llevar adelante el
primer paso de un autoreconocimiento que al parecer supo mantener vigentes
estos aspectos del “ser chicheño” hasta la actualidad. Sin embargo, queda
pendiente la otra parte del proceso identitario donde nuestra identidad tenga
la capacidad de ingresar en el plano intercultural donde desde afuera se haga
vigente la existencia actual de los Chichas, alejándonos de una autosegregación
dentro de nuestros límites territoriales.
Dicho esto, ingresamos
nuevamente al tema práctico donde para llevar a los hechos concretos este
proceso identitario se hace necesaria una manifestación viva de los habitantes
autoreconocidos como Chichas; que sobre todo vienen de una tradición
precolonial diferenciada permanentemente. A partir de este antecedente, en la
actualidad los procedimientos formales son un requisito para proyectarnos como
chicheños, en este caso, a nivel nacional. Por ello se asume al Censo Nacional
de Población y Vivienda de noviembre próximo para validar nuestra condición en
el escenario Plurinacional. Por tanto, el necesario debate a cerca del tema
indígena, cultural, histórico y otros seguirá vigente por mucho tiempo; sobre
todo cuando a estos se suma una implicancia política que se pretende articular
en desmedro del proyecto hacia el Censo 2012 y la identidad de los Chichas. No
obstante ahora se requiere asumir acciones colectivas más allá de acuerdos
consensuados o discrepancias individuales. El proceso identitario y cultural se
modifican día a día de forma normal sin embargo la calidad y condiciones de
vida de toda una región pueden seguir agudizándose como problemáticas sociales
frente a lo cual no podemos seguir planteando debates, polemizados, fuera de
momento. Y por último aprendiendo y recordando la historia, hace muchos años
los anhelos de todo un pueblo canalizados hacia una departamentalización se
vieron truncados por una falta de compromiso y visión de los habitantes
perdiendo así grandes oportunidades de la historia; que esta vez no ocurra lo mismo.
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