lunes, 22 de abril de 2013

REFUGIOS LITERARIOS



En los momentos de retiro existencial se suelen conformar escenas algo interesantes y hasta performativas donde las relaciones sociales se encuentran mediadas por actores literarios, a decir de los libros, que vienen desde diferentes fuentes trayendo consigo una serie infinita de ideas y creencias. De esta manera, se forman las imágenes más comunes como el lector frente al libro en un cómodo, o no, sillón de lectura; pero también están escenas más sui géneris como la del lector que sintiendo la necesidad de la lectura comienza por rebuscar entre su biblioteca el texto adecuado pero termina por tenderse en medio del desorden de sus libros que parecen acogerlo entre sus brazos. Así, en esos instantes en los que se suele perder las inquietudes por el devenir de la vida, los libros suelen convertirse en una especie de refugios literarios hacia donde recurrir para retomar los derroteros que reencaminen nuestras vivencias e inyecten un soplo de ánimo en el tedio del día a día.

            Sin embargo, cuando nos alejamos de este aspecto, cuasi, filosófico y romántico nos ubicamos en una realidad preocupante donde el interés por la lectura se vuelve algo anecdótico y nada común dentro de nuestra población. Para ello, seguramente existirán varios responsables comenzando por el sistema mundial que viene encasillando nuestro interés por el acontecer presentado por los mass media  por lo cual es poco razonable que no exista el tiempo para realizar una breve lectura cada día. Asimismo nos podemos encontrar con el sistema educativo y la labor docente que no genera un interés en los estudiantes por la lectura, y colateralmente por la escritura, así nos debemos enfrenar a retos propios por realizar un corte epistemológico para que estos intereses se conviertan en motivaciones individuales, dichosamente compartidas con otros similares. Por tanto, los libros se presentan como mundos abiertos donde encontramos una infinidad de universos que en sus páginas nos abren las puertas de la creación, esta vez humana. Con la ampliación del conocimiento y acceso a estos refugios se irán zanjando una diversidad de problemáticas partiendo de una mayor capacidad de redacción (y sus bemoles ortográficos) hasta una reducción progresiva de la ignorancia generalizada. De esta manera, se establecen extrañas relaciones con lo libros que incluso nos aíslan de forma sugestiva y a su vez son pretextos de nuevas escrituras como la que sigue.

Se tomaron dos elementos, papel y bolígrafo; y empezó todo. Nacieron personas, se crearon lugares; se recordó, se imaginó; pero algo nuevo ya existe, este algo que puede llegar a ser inmortal si se le da la oportunidad. En ello, personas muertas vuelven a vivir y las que todavía viven empiezan a compartir y a convivir con gente que ni siquiera conocen y que puede estar en lugares tan lejanos; pero es igual, empieza esa vida común que integra a uno y al otro en uno solo, pueden vivir grandes aventuras, terribles desgracias, alegrías indescriptibles y una variedad de circunstancias que se pueden resumir en la vida diaria de cada persona más otra y otra y otra, porque es infinita. Cuando la relación empieza no sabes qué encontraras y te preparas para conocer y vivir alguito más en tu vida, brindas diferentes instantes de tu [existencia] en esa relación, a veces buenos y otros malos; avanzas paso a paso y te acercas a un final obligado, pero siempre con oportunidad. Cuando te acercas al final ya conociste a la otra persona y puedes sentir cómo vas [llegando] a la meta que terminará la relación; sientes que el cuerpo se estremece, el corazón se acelera, la emoción invade y llegaste a ese punto que es tan especial. Llegó el punto [terminal] junto al final, puedes sentir tristeza y alegría a la vez, terminó la relación pero cumpliste una meta. Ahora te debes (o se deben) separar, no sabes si volverás a encontrarla o tal vez conocerás nuevas relaciones, unas mejores y otras peores, que te enseñaran a vivir, a amar, a odiar; pero siempre seguir con esas relaciones, que se crean de la nada, con gente que ni siquiera conocías pero se dan, de una en otra, siempre tratando de buscar ese obligado final y después una nueva relación(“Relaciones extrañas”, EpE 2006).

No hay comentarios: