lunes, 1 de abril de 2013

CONOCER BOLIVIA



Semana Santa es uno de los feriados más largos que se tiene en el país que por sus mismas características incentiva al turismo, siempre y cuando la economía provoque el mismo incentivo. Pero pese a ello, se ven en todo el territorio nacional una diversidad de ofertas y destinos por visitar para, de esta manera, ahondar lo que se propone hace algunos años, conocer primero Bolivia (claro sin dejar de lado la opción de dirigirnos hasta otros países vecinos para ampliar nuestros horizontes). Así, encontrándonos en La Paz entre los destinos más recurrentes, para estas fechas, se encuentra Copacabana, el Lago Titicaca y la Isla del Sol, principalmente, para pasar ahí unos días alejados de la polución de las ciudades y poder reencontrarnos con parajes de la naturaleza y también con la magia del Lago Sagrado, que incluso llega a compensar nuestro perdido mar.

            De esta manera, por la ubicación geográfica, y otros factores, y movidos por los días que marcan el calendario nos dirigimos también hacia ese destino para abordar en Tiquina el Crucero por el Lago, dentro del Buque Multipropósito de la Armada Boliviana. Ahí, nos aprestamos a visitar la Isla del Sol, la Piedra energética Titikarka, la Chinkana; y posteriormente la Isla de la Luna y el Templo de las Ñustas o ajlla wasi; según el cronograma de actividades que se había propuesto con antelación. Sin embargo, ya es conocido el conflicto que se está suscitando en esta región, tanto en Tiquina como en Copacabana, lo cual llevaría a modificar la programación. De esta manera, como si el Viceministro de Turismo fuera un agorero, los conflictos y movimientos sociales se convirtieron en parte del tour, posiblemente como un “atractivo turístico”; que en Bolivia ya es generalizado. Por este motivo, primero estuvimos detenidos a una distancia considerable de Copacabana sin poder desembarcar porque los pobladores se oponían a nuestro arribo ya que se creía que una comitiva oficial venía a bordo. Así, luego de negociaciones logramos llegar a nuestro primer destino, casi a la media noche con un permanente sentimiento de angustia por cursar una ciudad, casi, desierta donde cruzamos a un gran número de peregrinos que buscaban el apoyo de la Capitanía para retornar hasta La Paz y que al parecer pernoctaron en la afueras del Distrito Naval.

            El día siguiente, al retornar al Crucero nos encontramos con los mismos peregrinos que estaban abordando, también en el Buque Multipropósito para ser transportados hasta Tiquina como única alternativa de regreso a La Paz; así, se realizó la evacuación de otras decenas de personas en el Rodman 53 y otras embarcaciones menores. Conversando con un operador de turismo nos dice que esta es una de las tantas ocasiones que ocurren estos imprevistos y que el turismo en Bolivia, en gran parte, termina convirtiéndose en turismo de aventura y de emociones extremas. Pero más allá de estas anecdóticas escenas habría que pensar en los mejores mecanismos que lleven a potenciar el turismo boliviano para que no se tenga que salvar permanentemente este tipo de problemas y los riesgos se reduzcan para garantizar la salida y el retorno de los que, dadas las condiciones aun, quieren conocer Bolivia.  

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