A poco más de un año
para las próximas elecciones nacionales en nuestro país ya se van dando las
manifestaciones de interés para conformar diferentes alternativas que
participen en este proceso electoral el 2014. En este sentido, al menos solo
uno de los líderes políticos tiene asegurada su participación como candidato,
luego del fallo dictado por el Tribunal Constitucional que manifestó que Evo Morales
y Álvaro García Linera están habilitados para ir a una “reelección”. Como era
de esperar, los partidos y representantes de oposición lanzaron diferentes
voces en contra de esta decisión ya que se esperaba que mediante esta instancia
se deje de lado la posibilidad de una nueva participación del actual Presidente
del Estado Plurinacional. De esta manera, se va perfilando esta candidatura con
mucha fuerza y legitimidad mantenida desde hace varios años y con dos victorias
consecutivas con más del 50% de apoyo electoral, sobre todo cuando nos
referimos al ámbito nacional; además de otros procesos donde el resultado fue
similar.
Con
estos antecedentes se puede hacer una proyección, por lo menos, de este
candidato que cuenta con un respaldo considerable para afrontar las elecciones
próximas. Así, por el otro lado se van perfilando personajes del ámbito
político que, partiendo de las encuestas existentes de intención de voto, no
logran superar a Evo Morales por lo que se viene trabajando la estrategia, muy
poco dignificante, del frente único. Con este dato volvemos al presupuesto de
una oposición muy debilitada y carente de un proyecto político y de país que
represente de manera mayoritaria a la población boliviana. A esto se suma la
crisis que sufrió la oposición sobre todo el año 2003, donde el viejo sistema
de partidos perdió vigencia dando paso a un solo actor representativo y
aglutinante de los sectores sociales de nuestra población que se concretó en el
MAS como la primera fuerza política y que sigue liderizando después de varios
años en el gobierno. No obstante, entre sus limitantes, o factores en contra,
se encuentra el haberse ido partidizando cada vez más lo que se conllevó el
alejamiento de la lógica del Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos
que tenía características muy sugestivas y novedosas que otorgaban potestades a
la sociedad civil logrando un encuentro con el sector político para una gestión
más incluyente. Desde esta arista, ahora se pueden encontrar fenómenos como el
Partido de los Trabajadores que entre muchos otros se presentan como los
reconductores del proceso de cambio.
En
el lado más opuesto, encontramos las propuestas de la ya conocida Unidad
Nacional que hasta la fecha no ha logrado consolidarse como un partido
representativo en el país. Asimismo está el MSM que tiene el reto de romper con
su localía paceña para ampliar su alcance a nivel nacional y así tener un apoyo
más allá de su ciudad de origen como fuerza política. Dentro de un grupo aun no
bien definido están una diversidad de representantes que buscan ser candidatos
pero siempre bajo la consigna de unidad, o frente único, para participar en las
elecciones generales. Sin embargo, con todo lo acontecido desde hace algunos
años, en el marco del proceso de cambio y el proceso constituyente, para la
oposición su presentación como el cambio que se busca para el país viene
quedándose corto para explicar la coyuntura sociopolítica ya que pese a todas
las observaciones al actual gobierno, éste es el que encausó los lineamientos y
demandas sociales por las que se luchaba hace mucho tiempo. Por tanto, ahora
buscar un cambio alterno resultaría como una dialéctica en la política que
revierta todo el proceso volviéndose hasta una estructura excluyente donde las
decisiones se tomen de manera sectaria y elitista. No obstante, aún queda algún
tiempo para identificar cómo se irán presentado las diferentes propuestas rumbo
a las elecciones del 2014 donde lo único seguro es la participación del actual
Presidente Evo Morales dando continuidad o, incluso, replanteando y
redireccionando el lineamiento de su gobierno. Dentro de la oposición seguirán
las pugnas internas por definir el candidato único en medio de las
discrepancias ideológicas y asumiendo, tal vez mínimamente, los acuerdos programáticos
que solo nos remiten a la democracia pactada del viejo orden siendo la primera
carta de presentación para el partido que se pueda concretar desde la oposición
“pragmática” y vacía. Con todo lo manifestado, lo que debe quedar claro, en
este escenario de la crítica a la “reelección”, es que lo que se tendrá es una
repostulación y no así una reelección a menos que, dentro del perfil tan bajo
de la oposición, solo con la participación de Evo Morales ya se consideran
perdedores de esas elecciones.
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