lunes, 23 de diciembre de 2013

DESCOLONIZANDO LA NAVIDAD

Hace algunas semanas el Canciller de Estado hizo una declaración sugerente respecto de la acogida de papa Noel en los hogares bolivianos haciendo un parangón con el dios de la abundancia, el Ekeko, uno de los personajes centrales de la fiesta de la Alasita en La Paz. De esta manera, se establece una nueva relación de niveles esotéricos y simbólicos entre las diferentes culturas donde se generan similitudes interesantes entre los partícipes de las mitologías y leyendas. A partir de esta declaración, realizada frente a las representaciones diplomáticas en Bolivia, hubo una iniciativa que puede ser aun más provocativa cuando en inmediaciones del Palacio de la Telecomunicaciones (La Paz) se instaló un trineo donde el carro está formado por una de las cabinas del Teleférico (línea roja) que se complementa a lo tradicionalmente conocido en el trasporte de papa Noel. En la misma escena, lo más llamativo es la presencia, casi obvia, del viejo pascuero pero en este caso a su lado se encuentra el, antes mencionado, Ekeko sentados en ambos extremos del carro hacia donde se dirige el público para tomarse unas fotos muy sui generi, posiblemente sustentada en el discurso de David Choquehuanca.

            Con lo manifestado, se abren algunas aristas vinculadas con las costumbres y tradiciones implantadas en nuestros países sudamericanos. En principio decir que la cultura es una construcción social permanente que pasa por etapas de conflicto o asimilación pero que nuevamente generan una nueva forma de cultura dentro de la cual se identifica lo conocido como las tradiciones y costumbres como un legado comunitario o colectivo socialmente aceptado y dado de hecho. Desde esta perspectiva nos encontramos con reproducciones que se realizan cada cierto tiempo en lo que se conoce como un calendario festivo entre las cuales se encuentra la navidad. Junto a esta celebración se aprestan una serie de acciones y reacciones, supuestamente, acordes a la fiesta del momento. De esta manera, navidad ha sido copada, casi por completo, por el mercado y el sentido comercial, bajo la triste sombra del consumismo que hace aun más aberrantes las diferencias y desigualdades sociales. Con esta consecuencia, casi inconsciente, s ha dejado atrás los sentidos que se buscaban con la celebración de diciembre donde la principal motivación estaba en el nacimiento de Jesús de Nazareth, considerado como el mayor salvador de la humanidad por todas las connotaciones que tiene consigo, siendo su principal bandera el sentido revolucionario contra el sistema imperante en su tiempo.

            De esta manera, en navidad nos encontramos con una simbiosis de símbolos que pueden confundir a nuestro entendimiento que todavía sufre más con el desinterés de las personas para trascender los sentidos y la comprensión para develar el profundo esoterismo navideño. Por este mismo fenómeno puede resultar algo incoherente la presencia de papa Noel o el árbol navideño en esta fiesta pero ahí nuevamente está el misterio de la simbología que viene de una raíz común y se encuentra con Jesús y su pesebre lleno de elementos profundamente simbólicos. Desde este entender, en un contexto nacional se presenta el Ekeko que se suma, aunque sea circunstancialmente, a esta festividad donde el deseo de abundancia y buenos deseos no lo hacen tan ajeno. En este sentido, posiblemente hablar de una descolonización de la navidad debe implicar principalmente la erradicación de ese sentido consumista y mercantilista que nos ayude a acercar a esos otros sentidos que nos muestran secretos esotéricos del espíritu y la conciencia para religarnos nuevamente con dios, más allá de las diferencias clericales también imaginarias e inventadas.

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