Habiendo transcurrido algunas semanas de una ligera y
tímida campaña electoral, nos encontramos a menos de una semana de las
elecciones nacionales donde se conocerá al nuevo Presidente del Estado
Plurinacional, aunque según encuestas y opiniones Evo Morales ya es el ganador.
Con esta perspectiva debemos remontarnos hasta hace nueve años atrás donde el
Presidente electo realizaba algunos viajes internacionales con diferentes
objetivos donde incluso levantaba la polémica al presentarse frente al Rey de
España con una ropa casual, incluyendo la famosa chompa a rayas.
Posteriormente, luego de gran expectativa nos aprestábamos a la sucesión de
mando donde Eduardo Rodríguez entregaba el mando y Álvaro García Linera, ya
como Vicepresidente de Bolivia, colocaba la banda presidencial a Evo Morales desatando
diversos sentimientos en gran parte de la población boliviana teniéndose la
presencia hasta de algunas lágrimas por la emoción. A esto le siguió una de las
gestiones más legítimas donde ese 53,4% validaba y establecía una especie de
carta blanca para la gestión.
Después
se desarrolló una de las etapas más conflictivas, motivadas principalmente por
el proceso constituyente y la implementación de autonomías como propuestas
ambivalentes que terminaron por ser canalizadas por el partido de gobierno de
forma estratégica y adecuada dentro de un mismo discurso y agenda. Así con una
nueva constitución aprobada mediante referéndum nuevamente se realizaron las
elecciones nacionales con grandes cambios como un nuevo sistema de partidos con
actores diversos y fundamentales para la definición de políticas públicas. Bajo
este paraguas legal la victoria de Morales había sido, también, cantada mucho
antes donde incluso se incrementó el porcentaje de votación dando al gobierno
una mayor hegemonía y donde la oposición perdió casi la totalidad de capacidad
e influencia. No obstante, las políticas impulsadas desde el gobierno nacional
fueron muy acertadas, en la mayoría de los casos, donde se destaca la
integración carretera, el avance tecnológico y la unificación nacional entre
otros. Como uno de los factores contrarios nos encontramos en un escenario
internacional adverso en el cual los países de similar línea progresista
salieron a la luz con condiciones desfavorables, principalmente en temas
económicos. Pese a esta situación, el gobierno boliviano se sigue manteniendo
con una economía estable lo cual le permite contar con gran aceptación para las
actuales elecciones.
En
esta oportunidad, solo se tiene cinco candidatos presidenciales que no superan
el 15%, a diferencia del MAS que en promedio tiene el 55%. Así la unidad
buscada por la oposición nunca se logró concretar a raíz de lo cual ahora
tenemos dos candidatos abiertamente opositores y con tendencias de centro
derecha junto a otros dos de línea más conciliadora pero con los menores
porcentajes en las encuestas. Con esta información se da por sentado que el
actual partido de gobierno continuará a la cabeza del Estado siendo la única
opción opositora la búsqueda de escaños para, desde el legislativo, hacer
frente al MAS. Hemos transitado por semanas curiosas y llamativas donde los
partidos opositores se han centrado principalmente en cuestionar la gestión de
gobierno quedando a un lado las propuestas y programas; en contraparte el
gobierno de turno lleva nueve años de buena gestión siendo la misma su
principal campaña. Por otra parte, para estas elecciones han tomado algo de
fuerza premisas como Voto Informado además de considerarse esta como la primera
elección en democracia intercultural. De esta manera, es posible que la mayor
novedad se genere a partir de las candidaturas uninominales producto del
polémico voto cruzado como alternativa para algunos sectores de la ciudadanía
inversa a la máxima del voto lineal para fortalecer el proceso de cambio. Pero
queda mucho más por decir y dentro de unos días estaremos conociendo si las tan
mentadas encuestas se acercaban a la realidad o estaban pretendiendo
direccionar las preferencias. Esta vez, también se habla, de reformas
constitucionales, pero en última instancia lo que queda muy claro es que el
“soberano” definirá y otorgará la batuta del Estado a quien mejor le parezca y
para ello debemos confiar en la madurez política de los y las bolivianas ya sea
para cortar con un gobierno o apoyarlo ad
infinitum.
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