lunes, 1 de marzo de 2021

CANDIDATXS, SER Y PARECER


En los últimos días, se difundieron en las redes sociales, sugerentes y llamativas, actividades de grupos “voluntarios” que se dieron a la tarea de restaurar, pintar y mejorar diferentes espacios públicos de Tupiza, además de realizar otras acciones solidarias. Sin duda resultan ser acciones loables, que al final de cuentas irán en bien de la imagen que se tiene de algunos lugares de la ciudad o el área dispersa, muy vinculada al turismo y el atractivo que pueda tener como efecto y de ciertas poblaciones en situación de vulnerabilidad. Este tipo de actividades suelen ser recurrentes en otras ciudades del país con grupos voluntarios que se dedican a distintas labores para ayudar a ciertos grupos poblacionales, principalmente; por lo que estas noticias publicadas en Tupiza fueron llamativas para la opinión pública, incluso sujetas a desinformación respecto de quiénes estaban detrás de las acciones de trabajo voluntario. Luego de haberse profundizado en las informaciones vimos que había candidatas y candidatos vinculados a dichas labores, que obviamente generaron reacciones en pro y contra por el trasfondo que pueden tener en una coyuntura electoral rumbo a las subnacionales del 7 de marzo. 

 

El “Pueblito encantau”, se encuentra dentro de los municipios intermedios del país, pero desde una mirada más coloquial esto repercute en encasillarle dentro del molestoso dicho del “pueblo chico…” que, consecuentemente, cumple con ciertas características como que la gente del lugar suele conocer a las y los paisanos, más allá de lo que quieran parecer, incluso llegando a generaciones ascendientes, entre dimes y diretes. En este sentido, cuando se asume la decisión de candidatear por uno u otro color y sigla, se ingresa en una posición de persona pública, muy vinculada a darse a conocer aún más para ser beneficiada por el voto. En este marco, dentro de una lógica propia de nuestra cultura política nacional, con mucho caudillismo de por medio, resulta importante posicionar y acrecentar la imagen de la o el candidato, como una de las estrategias electorales en cualquier nivel de gobierno. Ahí el reto y la pugna que se desenvuelve entre los denominados “viejos” políticos y los outsiders que en muchos de los casos está ligado a siglas partidarias ya tradicionales o la aparición de alianzas o agrupaciones ciudadanas que, estratégicamente, pretenden mimetizarse y quedar impolutas de las argucias politiqueras.

 

Entonces, en escenarios como el nuestro, las candidaturas se van manejando entre el posicionamiento de imagen, el color y la sigla o, en mínimo porcentaje, la calidad de la propuesta. En medio de este entramado, la población deberá asistir el próximo domingo para definir con su voto quién se hará cargo de la administración municipal por los próximos cinco años. Este devenir, también está circunscrito en la imagen de la/el candidato al ejecutivo, quedando pendiente el equipo de concejalas y concejales, que hasta donde se nota son una especie de apéndice a la candidatura principal, sin que quede claro el papel que tendrán los siguientes años, o lo que están aportando realmente en etapa electoral. En todo caso, dentro de las propias estrategias que tiene el electorado, es seguro que irán considerando el ser más que el parecer de cada una y uno de los candidatos, con los insumos de vida y experiencia que tengan, apelando a otros criterios adicionales propias del vecindario.

 

En este último tiempo de campaña, como suele ocurrir, es más que seguro que, para algunas candidaturas quedan las jugadas finales, denominadas también guerra sucia que pretenderá mostrar los más profundos secretos, obviamente personales, de quienes se encuentran en la punta de la preferencia electoral, tal vez buscando mostrar que no son lo que parecen. En fin, queda poco en la pesada saga electoral que comenzó desde el 2018 y que este 7 de marzo irá cerrando este complejo y crítico periodo sociopolítico que vivió Bolivia y que mostrará el nuevo tablero político quinquenal. Solo esperemos, que una vez pasadas las elecciones, todos los grupos voluntarios y, hasta extrañamente, filántropos sigan vigentes trabajando por el bien de Tupiza más allá de encontrarse o no en las sillas municipales, para que quizá en las próximas elecciones, realmente, sean y parezcan.

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