martes, 2 de septiembre de 2014

LIBROS Y LECTURAS (I) LOS ARAMAYO DE CHICHAS*

Dentro de la historia de Bolivia en los albores de la Revolución Nacional de 1952, se encuentra nominado, con una gran sombra encima, el apellido Aramayo como uno de los tres hombres que formaban la rosca minero feudal, junto a Patiño y Hochschild. Asimismo, este grupo gamonal formaba el grupo de los barones del estaño que después del 9 de abril sufrieron una fuerte arremetida enmarcada en la revolución en curso donde se impulsó el sentimiento nacionalista que pretendía fortalecer al Estado en todos los ámbitos, y entre ellos el económico mediante la nacionalización de las minas, y otras medidas. Así, ha quedado este antecedente como uno de los momentos más importantes para el país donde se realiza grandes cambios al orden social lo cual se expresó en un cuestionamiento al mismo Estado. Sin embargo, poniendo la atención en el apellido Aramayo, esta es solo una parte de esta historia con mucha carga política que se desprende de una contextualización y explicación más amplia que nos remonta hasta un par de décadas antes de la independencia de Bolivia.

El Libro “Los Aramayo de Chichas” (1981) de Alfonso Crespo, sin duda es uno de las obras más interesantes dentro de las que se refieren a los Chichas, la cual ocupa un lugar privilegiado en la biblioteca personal. Dentro de este libro logramos ampliar de forma muy satisfactoria varios aspectos referidos a esta historia de vida que sin embargo debe desagregarse en tres etapas, las referidas a esta triada generacional de Aramayo que parten en 1809. En primer lugar, se ubica a José Avelino [Ortiz de] Aramayo (1809-1882), después Félix Avelino Aramayo (1846-1929) y por último Carlos Víctor Aramayo (1889-1982) quienes formarían una familia de empresarios mineros, sin que todos hayan tenido un éxito completo como el que alcanzó, recién, el de la tercera generación. A partir de esta estructura general y orden del libro, Crespo nos invita a recorrer la vida de estos tres personajes pero lo que realmente resulta llamativo es la gran capacidad del autor para enlazar el devenir biográfico de los Aramayo en estrecha relación con el acontecer de la historia boliviana y sus avatares hacia el establecimiento de la nueva república, donde se destaca la participación que tuvieron, cada quien en su momento, en épicas como la Guerra del Pacífico, Guerra del Chaco y otras contiendas internacionales.

            En referencia del contenido del libro, además, es importante el relacionamiento que se hace en una misma, y a la vez diferenciada, línea cronológica entre las tres generaciones partiéndose de las condiciones en las que se encontraba esta parte territorial poco antes de la independencia y de cómo surge un emprendedor desde muy abajo en la búsqueda de lograr sus metas trazadas. Así, el punto de partida de toda esta aventura se ubica en Moraya (Provincia Sud Chichas-Potosí) desde donde comienza a surgir José Avelino Aramayo para llegar muy lejos, hasta tierras europeas y con objetivos disímiles y variados. Una vez avanzados en el tiempo, comienzan a manifestarse un colofón de nombres que hasta la actualidad son representativos de la política y la economía de esa época, donde tenemos a Andrés de Santa Cruz, Tomás Frías, José María Linares; para continuar, aunque en otras épocas, con Gregorio Pacheco, Aniceto Arce, Mariano Baptista, Ismael Montes, Bautista Saavedra, Hernando Siles, Daniel Salamanca, Franz Tamayo, entre muchos otros. Fueron estos personajes los aliados y rivales, que en cada momento tuvieron papeles e influencias variadas contrastando, como protagonistas o antagonistas, a los miembros de las tres generaciones Aramayo. Con todo este amplio paragua variado en perspectivas, los miembros de la familia Aramayo de Chichas, ocuparon espacios importantes, tanto a nivel político y económico como ser diputaciones, ministerios o representaciones ante otros países. Sin embargo, también están otros hechos singulares como el sucedido en 1909 cuando Félix Avelino inauguró el monumento de su padre en la plaza principal de Tupiza, del cual existe una fotografía en este libro; por otra parte Carlos Víctor fue el fundador del periódico “La Razón” además del Círculo de la Unión, en La Paz, que hasta nuestros días sigue siendo representativo de la elites actualmente efímeras. Con seguridad que adentrarnos en la lectura de “Los Aramayo de Chichas” nos llevará a conocer muchos aspectos de estas tres generaciones llenos de luces y sombras pero como un importante baluarte de personajes oriundos de los Chichas, con la segura necesidad de una relectura periódica para discernir todo el contenido procesado por el autor. Por último, como una merecida consideración reproducimos una frase ubicada dentro de esta obra donde Carlos Víctor Aramayo reflexiona contra la carga de prejuicio histórico hacia su apellido y su legado manifestando: “No dejó de sorprenderme que alguna vez, en artículos de prensa y en libros, ciertos hombres hablaran con alguna simpatía y respeto de la memoria de mi abuelo paterno, don José Avelino Ortiz de Aramayo, mientras vertían todo su veneno contra mi padre y contra mí mismo. […] Mi abuelo, a pesar de haber trabajado toda su vida con empeño e inteligencia, […] no alcanzó personalmente la satisfacción de conocer el triunfo, y cuando murió dejó más deudas que fortuna a sus hijos”.


* Este es el primer artículo correspondiente a “Libros y lecturas de y en los Chichas”, donde se revisa y revisita diferentes libros y publicaciones enmarcadas dentro de la temática general de los Chichas.

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