lunes, 23 de febrero de 2015

CANDIDATOS Y SUS BASES (II)

En el momento de emitir el voto, se dice que los ciudadanos y ciudadanas, otorgan su poder a un representante lo cual es reconocido dentro de nuestra Constitución Política como democracia representativa, entre las formas del ejercicio democrático. Sin embargo, este modelo había quedado anquilosado dentro del neoliberalismo con la generación de poco interés por los temas políticos el cual solo se circunscribía al hecho de votar y después dejar que el ejercicio político siga su curso hasta una nueva convocatoria en las urnas. Este fue una de las exigencias para que en la actualidad se incluyan formas de ejercicio democrático más directas y participativas donde la sociedad política y civil no estén alejadas y más bien tengan una relación constante; aquí es donde ingresan formas como el referéndum, cabildo y otras para otorgar niveles de decisión a la ciudadanía que no puedan ser arrebatadas por los servidores de turno, aunque todavía está el riesgo de cooptación y similares.

            Por otra parte, el que las y los candidatos respondan a una respectiva base social es una forma de garantizar los mecanismos de relacionamiento posterior a la elección donde sobre todo ingresa el control social, reconocido también en la Constitución Política. Aquí se involucran otros actores y actoras sociales y políticas que tienen una corresponsabilidad con una buena gestión pública municipal y el seguimiento correspondiente a los órganos ejecutivo y legislativo, para este caso. De esta manera, la necesidad del respaldo y existencia de una base social pasa por diferentes etapas las cuales brindan la legitimidad oportuna para un candidato fortalecido y con un alto nivel de representatividad. Después será esta misma base la que ejerza el control social al cual debe responder el o la candidata ya electa y en gestión. Pero se debe señalar que esta base no es dispersa y sin niveles de vinculación sino que debe contar con organicidad y capacidad de interpelación de ser necesario, por lo cual se dificulta la vulneración de obligaciones y responsabilidad en autoridades municipales.


Hasta hace años atrás, y hoy todavía en algunos sectores políticos, se acostumbra elegir internamente en los partidos a las personas que puedan hacerse cargo económico de una campaña y, claro, un aporte al partido; lo cual no significa grados de legitimidad o representatividad de uno u otro sector social. Por tanto, sobre la base de unos 10.000 dólares, aproximadamente, se construyen candidaturas en los partidos, muy lejanos de la población. Así con la caída del sistema de partidos esta visión se fue cambiando para que ahora sea una necesidad fundamental el respaldo de bases sociales orgánicas que pertenezcan a grupos poblacionales importantes y representativos del nivel territorial en cuestión. De esta forma se pretende elegir a los y las candidatas dentro de elecciones primarias, fortaleciendo la democracia interna en partidos políticos, para que esta representación no sea inexistente o imaginaria, dependiente solo de la pertenencia a una sigla o color político que brinde ese respaldo. Las bases sociales no son una simple maza, sino que cuentan con criterios y propuestas propias que permiten ir construyendo una gestión participativa y corresponsable que logre mejores resultados en los próximos cinco años donde nuevamente sucederá este proceso democrático con una ciudadanía más madura y con mayor capacidad de elección donde sea una premisa el voto informado y comprometido.  

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