Posiblemente
la persecución en complicidad con el destino fueron los autores de la llegada
de la familia Forti a Tupiza (donde se había fundado la primer organización anarquista
en Bolivia, “Unión Obrera Primero de Mayo” el año 1906 al igual que el
periódico “Aurora Social” de la misma línea ideológica), esto simplemente para agrandar
mucho más una historia que, como titula Lupe Cajias (2012), abriría “Los Caminos
de Nuevos Horizontes”. Germinal Liber Forti Carrizo nació en Tucumán-Argentina
el 19 de agosto de 1919 y fue nombrado de forma muy acertada como “Libre”, una
bandera que llevó durante toda su vida marcada por su pensamiento libertario. A
sus diez años, ya en Tupiza, Liber Forti tuvo su primera aproximación a la
lectura (o más bien fue donde aprendió a leer) donde también jugó un papel
importante la Imprenta-Librería “Renacimiento” de su padre; este mismo lugar
será recordado en sus palabras manifestando: “fue la mejor época de mi vida, en
la que fui más inocente, que fue la niñez”.
En territorio argentino tiene sus primeros acercamientos
al teatro dentro de un grupo de la Federación Obrera Regional Argentina (FORA)
de línea anarquista. Posteriormente radicando en Tupiza produce un radioteatro
y paralelamente se integra al conjunto teatral de la Sección de Arte y Cultura del
Club Deportivo The Strongest de Tupiza, el cual fue uno de los principales
motivos para quedarse en este lugar. Así, con un importante grupo de compañeros
y compañeras deciden fundar el Conjunto Teatral “Nuevos Horizontes” el 1° de
mayo de 1946 con el lema “Avancemos sin pausa y sin prisa, como las estrellas”,
el cual sin duda marcó a toda una generación que se vinculó en las tablas con un
compromiso profundo dentro de un espacio de formación de jóvenes valores.
Complementariamente al hecho de trabajar
dentro del teatro y el arte como tal, era también importante la construcción de
una visión anarquista de la vida que cruzaba como una transversal permanente en
estos procesos del “teatro como una hermandad”. Este compromiso se vería
reflejado en el trabajo con la gente, ya que el grupo teatral se encargaba de
llevar obras hasta todos los distritos mineros, lo cual también servía como una
plataforma para convivir y discutir sobre ideas e ideologías sellando así aún
más esa hermandad precedida por el teatro, conociendo y aprendiendo.
Luego
de una trayectoria muy rescatable, con viajes y presentaciones nacionales e
internacionales, habían pasado 14 años y algún tiempo antes se presentaron
algunos conflictos con sectores de la población en Tupiza. Con la ingrata frase
de “nadie es profeta en su tierra” Nuevos Horizontes veía los reveses que se le
daba. Mientras que desde otras instancias nacionales e internacionales el
conjunto teatral era reconocido, entre otros, el Colegio Suipacha le quita el
espacio dedicado a sus ensayos como un rechazo frontal a sus prácticas. En la
publicación Teatro N° 12 de 1961 publican manifestaciones como: “Nos vamos sin
llevarnos nada, ni siquiera este sabor amargo y áspero de no haber sido
sentidos ni comprendidos, porque hasta él, aquí se queda con ustedes, pueblo de
Tupiza”. De esta manera comenzó la despedida, que obligó, en muchos casos, a
que los integrantes tomen nuevos rumbos en la individualidad. Entre otros
motivos para esta partida fue la participación de población conservadora como
expresa Lupe Cajías: “Esa misma Tupiza, pero la de las beatas, los hipócritas y
los temerosos, fue la que luego ahogó a [Nuevos Horizontes]” (2012: 52). Años
después sucedió el reencuentro necesario entre Liber y Tupiza porque el
proyecto emprendido décadas antes no cayó por completo sino que fue el foco de
irradiación que marcaría la identidad e historia de todo un pueblo.
Dentro
de la faceta política, que no se puede desvincular del arte y la cultura, Liber
Forti siempre tuvo al anarquismo como su carta de presentación lo cual le costó
la persecución, el exilio y la tortura. El trabajo realizado con los mineros
llevó de forma casi natural a que en 1962 sea nombrado, de forma inédita, como
Secretario de Cultura de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de
Bolivia (FSTMB) cargo que se ratificaba en cada Congreso de forma unánime. También
fue asesor de Juan Lechín Oquendo, por aproximadamente 40 años dentro de la
FSTMB. Bajo esta línea, el alejamiento del poder, dinero o fama marcó su
trayectoria de característica humilde, horizontal y libertaria como mandato
para sus acciones.
Este 11 de marzo Liber Forti ha partido; pero como los
grandes gestores nos deja todo ese legado que fue construido sobre dos
columnas: el teatro y el anarquismo; este hecho ha despertado todas las voces
que reconocen su trayectoria de forma masiva y desde todos los rincones del
país y más allá de sus fronteras. Todavía queda mucho por conocer sobre su obra
y la herencia teatral que surgió con esta célula implantada en Tupiza hace más
de seis décadas y que ha permitido resaltar el nombre de Tupiza como la cuna
del teatro en Bolivia gracias a la lucha de este y otros gestores de la época. El
hombre de alpargatas que se autodefinía como tupiceño, parece que nunca quitó
su pensamiento de este lugar, por eso pretendía llevar nuevamente obras
teatrales como “La zorra y las uvas” hasta la cuna de Nuevos Horizontes. Ahora
que Liber Forti ha partido, Tupiza es el escenario que más va a lamentar esta
pérdida por todo lo que ha significado para esta tierra. Y por sobre todo
estará pendiente el deseo que Liber había manifestado en una entrevista
reciente expresando “que cuando le llegue el final o ‘caiga el telón’ quiere
enterrarse en el suelo de su amada Tupiza”.
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